viernes, 24 de junio de 2011

Músculos versus psiquis y comportamiento.

Un amigo de Honduras a quien conocí hace unos tres años en un viaje por Europa, con quien he desarrollado una muy buena amistad y con quien comparto el trabajo sobre temas de género, específicamente el trabajo con hombres y sus diferentes expresiones de masculinidades, me consultaba en estos días sobre un dilema en el que se debatía que quisiera compartirles pues no dejé de meditar sobre su inquietud en el interín de mis quehaceres y ocupaciones diarias y a manera de orientación pues le preocupaba mucho el tema.

Resulta que mi amigo estuvo pasando por algún tiempo prolongado por una depresión. Para superarla se ¨encerró¨ en el ejercicio físico (cosa que practicaba en su juventud y que suspendió por un tiempo para luego retomarla como forma de superar su ¨depre¨). Producto de largas horas de entrenamiento comenzaron a crecer los músculos y vinieron otros consecuentes cambios en su anatomía como consecuencia de su dedicación al ejercicio en el gimnasio.

Una amiga feminista que mi amigo tiene le hizo el comentario de que si bien se empezaba a mirar ¨bien¨ producto del ejercicio, lo único que estaba logrando con ello era ¨reproducir¨ un comportamiento y un modelo hegemónico y machista. Mi amigo me abordó sobre dicha inquietud pues está en medio de un proceso de cambio hacia su nueva vivencia de masculinidad de modo que le orientara sobre qué hacer pues esto que le dijo su amiga le estaba causando ciertas molestias y conflictos que no podía sacar de su atribulada cabeza.

Le he comentado a mi amigo algunas razones por las cuales difiero del pensamiento de su amiga:

1.- Es muy probable que esta su amiga esté hablando desde su vivencia y percepción feminista sobre el asunto en cuestión y, si bien se debe respetar su opinión, nosotros los hombres tenemos nuestras propias percepciones sobre el asunto (sobre las cuales podemos estar de acuerdo o no con aquella) y también tenemos derecho a vivir nuestra masculinidad como mejor creamos que se debe siempre y cuando no se violenten los derechos de otras personas (mujeres, niños, otros hombres, etc).

2.- Se debe tener mucho cuidado con afirmaciones que pueden - equivocadamente - tender a valorar más lo que un hombre ¨parece ser¨ a lo que ¨es¨ en realidad. Personalmente no le veo nada de malo a entrenar en un gimnasio o dedicarse a cualquier actividad deportiva que desarrolle el físico, siempre y cuando se permita también un hombre cultivar formas alternativas de vivir su masculinidad de una manera sana, productiva y que permita el respeto y la equidad hacia otros hombres y mujeres.

De nada sirve cultivar el físico si no se cultiva la mente. El cambio físico no se justifica si el hombre seguirá siendo machista y violentador. De qué sirve encerrarse horas y horas en un gimnasio para intentar tener un físico como el de Ryan Reynolds, Chris Evans o Vin Diesel (además de ser cliché) si un hombre no cambia su forma de comportamiento y continúa reproduciendo su rol machista? De igual manera no tiene nada de malo el dejar de ser machista y apostar por nuevas formas de ser hombres sintiéndose muy bien sin dedicarse a hacer ejercicio o deporte alguno o bien dedicarse a hacerlo. Lo más importante acá es que un hombre se permita a sí mismo reflexionar sobre su propia vivencia de masculinidad, tomar consciencia de ello y si debe hacer ajustes a su forma de pensar, actitudes y comportamiento, permitírse hacer dichos ajustes para mejorar su vivencia.

3.- Los hombres tenemos el derecho de vivir nuestras masculinidades de manera sana, saludables, responsables y lo mejor orientadas posibles. Tanto los hombres que se dedican al gimnasio para mejorar su apariencia física y cuidar su salud, como los que optan por no hacerlo tienen los mismos derechos. Lo importante acá es que los hombres tomemos consciencia de no reproducir patrones de comportamiento que violenten a las mujeres, a los niños, a las niñas, ni a otros hombres y eso parte fundamentalmente de la reflexión, la madurez y de un cambio de pensamiento y actitud y no de un mero cambio físico.

En Managua, al 24 de junio de 2011.

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